Hipertensión arterial
La
hipertensión arterial (HTA) es una
enfermedad crónica caracterizada por un incremento continuo de las cifras de
presión sanguínea en las
arterias. Aunque no hay un umbral estricto que permita definir el límite entre el riesgo y la seguridad, de acuerdo con consensos internacionales, una presión sistólica sostenida por encima de 139 mm
Hg o una presión diastólica sostenida mayor de 89 mm
Hg, están asociadas con un aumento medible del riesgo de
aterosclerosis y por lo tanto, se considera como una hipertensión clínicamente significativa.
Los
diuréticos y los
betabloqueantes reducen la aparición de eventos adversos por hipertensión arterial relacionados con la
enfermedad cerebrovascular. Sin embargo, los diuréticos son más eficaces en la reducción de eventos relacionados con la
enfermedad cardíaca coronaria. Los pacientes hipertensos que cumplen su tratamiento tienen menos probabilidades de desarrollar hipertensión severa o
insuficiencia cardíaca congestiva. En la mayoría de los casos, en los
ancianos se utilizan dosis bajas de diuréticos como terapia inicial antihipertensiva. En pacientes ancianos con hipertensión sistólica aislada suele utilizarse como terapia alternativa un inhibidor de los canales de calcio de acción prolongada, tipo
dihidropiridina. En pacientes ancianos con hipertensión no complicada, aún se están realizando ensayos para evaluar los efectos a largo plazo de los
inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y los
bloqueadores del receptor de la angiotensina-II.
A la hipertensión se la denomina «la plaga silenciosa del siglo XXI». El Día Mundial de la Hipertensión se celebra el
17 de mayo.
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